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El 7 de mayo de 1824, Viena vivía con expectación la que iba a ser la primera aparición pública de Ludwig van Beethoven en doce años. El motivo: el estreno en el Teatro Imperial de su Sinfonía n.º 9 en re menor, op. 125, hoy informalmente cono­cida como la Novena. Toda Viena sabía que Beethoven, considerado entonces el más grande de los compositores, estaba completamente sordo.

 

En la Mirada Poetica vamos a recordar este acontecimiento y a las almas que lo inspiraron: Beethoven y el poeta Federico Schiller, autor del poema oda a la alegria

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